Antiguamente la función del enólogo era realizada por biólogos, químicos, ingenieros agrónomos, o incluso por los mismos bodegueros, pero con el tiempo, y gracias a que hoy en día los procesos requieren de mayor perfeccionamiento y dedicación, se creó la profesión de enólogo, con un perfil específico y técnico. De hecho, en el año 1996, la Universidad de la Rioja incluyó la Licenciatura Universitaria en Enología, el cual fue sustituido por el Grado de Enología, siendo el título exigido para poder ejercer como enólogo.
Es importante no confundir a un enólogo con un sumiller. Si bien es cierto que ambos son conocedores de vinos, no son lo mismo y cumplen funciones distintas. El enólogo tiene las competencias profesionales y la capacidad para llevar a cabo todas las actividades para el cultivo de viñedos, así como la recolección adecuada de las uvas. Es un experto en la elaboración de vinos, mostos y demás derivados de la vid, su correcto almacenaje y su conservación. Mientras que el sumiller, es un experto conocedor de vinos ya embotellados, analiza los vinos desde la perspectiva del consumidor, de manera muy objetiva; conoce las características, defectos y virtudes de cada vino, y por tanto está en capacidad de sugerir el vino apropiado para cada ocasión. El sumiller tiene la responsabilidad de crear la carta de vinos y conoce el tipo de copa en la cual se debe servir cada tipo.